Tuesday 26 July 2022

Mensaje a Elena Villamil. Sobre mi compost.


Este mensaje se lo envié en el marco de una conversación personal a Elena Villamil, directora y madre de un hermoso proceso de resistencia y salvaguarda del conocimiento agroecológico llamado Huerta Santaelena en Bogotá; por sugerencia de ella, lo comparto públicamente. 


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Doña Elena,


Buenos días, muchas gracias por su mensaje,

Quise tomarme el tiempo para responderle con calma,


Comencé a compostar hace dos años cuando vivía en una casa, era agradable porque podía compostar en el jardín, revolver los residuos a diario con un rastrillo y luego echarle el abono a mis plantas y a un árbol que tenía.

Sin embargo, hace un año me trasteé a un apartamento pequeño, de una sola habitación y sala/comedor; pensé que no podría compostar aquí, hasta que asistí a una charla en su huerta y me hizo pensar que sí era posible. El proceso lo he sentido bien diferente, pues ahora vivo sólo y estoy compostando mis residuos orgánicos en un balde, está justo entre mi mesa de comedor y la nevera, se ha vuelto una presencia en mi apartamento; inicialmente me aterraba sentirlo tan cerca de mí todos los días, pues pensaba que era algo que se estaba muriendo, descomponiéndose, y cada vez que lo abría olía muy mal, pero con el tiempo empecé a verlo diferente.


Durante estos meses, al convivir con una presencia que está en descomposición, he pensado mucho en la muerte y su potencial de dar vida, he sentido que todo es cíclico, por ejemplo, me ha asombrado que cuando les doy tierra abonada con este compost a mis plantas, y aunque huela muy fuerte, a ellas les gusta y se ponen felices, más bonitas y saludables. Recuerdo que un guru de la india, Sadhguru, dice que el suelo tiene la capacidad de convertir la muerte en vida ¡Y es maravilloso poder ver ese proceso!. Esto me ha hecho pensar en que el suelo no es el único que tiene ésta posibilidad, nosotrxs como seres humanos también, podemos hacer que del dolor y la muerte salgan nuevas ideas y creaciones.


También he reconsiderado algunas ideas sobre la muerte, pues se suele asociar a un proceso frío y estático, pero de hecho, ver la descomposición de mi compost me ha hecho percibir otra cosa, es un proceso dinámico e intenso de transformación, por ejemplo libera calor y salen burbujas como si estuviera hirviendo. También he visto y sentido que el proceso de compostaje hace que todo vuelva a lo básico, sin importar si era una manzana, un pepino, hojas de los árboles, un estropajo, mi cabello o una bolsa de té, al final todo se reduce a lo mismo: a una pasta oscura de la que sale un liquido de olor fuerte. Me ha hecho experimentar y sentir que la materialidad de todo lo vivo, lo orgánico, es la misma.


Tengo en otro balde más pequeño tierra mezclada con mi compost y ha sido hermoso ver cómo algunas plantas han nacido espontáneamente, yo las he trasplantado y de hecho una de ellas está grande y al parecer le está saliendo frutos. También ha sido bonito ver cómo mi familia se ha vinculado en este proceso: mi mamá, por ejemplo no es una persona muy cercana a la agricultura, pero se ha encargado de cariñosamente conseguirme hojas secas para controlar los niveles de humedad del compost, y cada tanto me pregunta si necesito más. Mi padre, por su parte, nació en el campo, desde pequeño ha trabajado la tierra y me ha dado consejos de cómo cuidar mis plantas.


Aún tengo problemas logísticos, como le comentaba, no tengo un lugar donde mezclar este compost con un poco de tierra, darle el suficiente aire y convertirlo en tierra abonada, pero seguiré haciendo el proceso con mi balde, pues siento que, al final es un proceso que trata de hacerse responsable de uno mismo.


Por último, le envío unas fotos de mi balde de compost.

 



Y esta es la planta que nació espontáneamente en la tierra abonada ¿sabe de qué es?


 

Muchas gracias por leerme.

Abrazos y tenga un lindo día.

😊💚🌱 ✨


 

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