Sunday 31 January 2021

Concierto para el fin y el comienzo de los tiempos

 

Imagen tomada de la página del artista: http://www.eugenioampudia.net/en/portfolio/concierto-para-el-bioceno/

A mediados del año 2020 el artista Eugenio Ampudia creó la pieza “Concierto para el Bioceno” en colaboración con la curadora Blanca de la Torre. Para esta acción, dispusieron miles de plantas dentro del Gran Teatre del Liceu en Barcelona, mientras un cuarteto de cuerda interpretaba la pieza Crisantemi de Giacomo Puccini. El resultado fue una poderosa acción que pudo ser experimentada por el público humano a través de videos y fotografías, no obstante, el efecto ambiental de la música fue experimentado por las plantas que ocupaban el teatro.

Esta acción, evocadora y al mismo tiempo apocalíptica, me recuerda a la escena de la película Titanic, donde otro cuarteto de cuerdas interpreta Nearer, my God, to thee ("Más cerca, Dios mío, de ti", himno religioso escrito por Sarah Fuller Adams) mientras el barco se hunde. Siempre me he preguntado ¿A quién le están tocando? ¿Están tocando para los cientos de víctimas que dejará la catástrofe en contados instantes? ¿O acaso están tocando para el océano y las criaturas marinas a las que pronto se unirán? ¿Es este un himno de despedida o una dulce bienvenida a lo desconocido?

Imagen tomada de https://www.youtube.com/watch?v=U41txhi2nfY

Estos dos conciertos son acciones de toma de conciencia en medio de la debacle, los últimos minutos de reflexión antes de que aparezca la muerte, pero también, el momento exacto en que, como humanidad, estamos atravesando hoy.

Los momentos antes de la catástrofe remueven el velo de las ilusiones, conocido como maya en el hinduismo, nos hacen enfrentar con lo que realmente importa, con aquello que no veíamos claramente. Muchos pasajeros del Titanic se dieron cuenta de que sus suntuosas pertenencias ya no eran relevantes, otros se dieron cuenta de que el vínculo afectivo con sus seres queridos era lo más importante, otros, en cambio, intentaron hacer todo lo posible para salvar sus propias vidas, incluso patear a otros y robar sus chalecos salvavidas. La imagen que aparece al quitar el velo es impactante pues nos revela nuestro real y verdadero yo interior ¿Qué haríamos en esas circunstancias? ¿Qué estamos haciendo bajo las actuales?

Hoy en día los países más ricos están intentando comprar la mayor cantidad de vacunas posible, se han suministrado cerca de 24 millones de dosis en Estados Unidos -24 millones es la población de muchos países-; no obstante, hay países, los más pobres, que aún no han recibido ninguna dosis, y según sus estadísticas, para completar la vacunación del 80% de su población se necesitarán al menos cinco años más que los primeros. En esos cinco años morirían miles de personas en aquellos países con menos recursos económicos y escasa representación en la política internacional.(1).

En la misma línea, algunas compañías farmacéuticas han retenido la patente de las vacunas, lo que impide que otras puedan producirlas, mientras otros países bloquean el transporte de las mismas a cambio de impuestos. Según la comunidad científica, si no existe un proceso de vacunación uniforme y justo en todo el mundo, podrían aparecer nuevas variantes del virus, lo que volvería inútiles las vacunas actuales. Ya empezamos a tocar nuestro propio réquiem.

El “Concierto para el Bioceno” apareció al inicio de la pandemia, en el justo momento en que varios Estados alrededor del mundo estaban considerando instaurar la emergencia climática y donde las personas estaban empezando a ser conscientes del enorme impacto de sus más pequeñas acciones sobre los demás. Veamos las consecuencias que tiene una sencilla acción como toser.

La pieza de Ampudia y De la Torre sitúa a las plantas como público, convirtiéndolas en sujetos, haciéndonos pensar que pueden disfrutar de un concierto, que son seres sensibles, y de la misma forma, que también pueden sentir otro tipo de emociones, como dolor. Ello nos recuerda nuestra responsabilidad como seres humanos en la catástrofe ecológica y planetaria, que es nuestra también; quizás utilizaré el plural "catástrofes", pues no solo hemos creado una emergencia ecológica y sanitaria, sino también una ética y social.

La oscuridad del teatro con sus focos de luz crea un espacio liminal entre el comienzo y el final del cataclismo, ¿Entre la vida y la muerte? ¿O entre la vida pasada y una nueva vida? Eso depende de nosotros. En la escena del Titanic ninguno de los pasajeros mira a los músicos, todos corren; sin embargo, en la acción de Ampudia y De la Torre, las plantas son el público del cuarteto de cuerdas. ¿Es este un presagio del futuro de nuestro planeta? ¿Un futuro en el que plantas y otros seres no humanos -que durante años hemos despreciado y explotado- serán los testigos de nuestra autodestrucción como especie humana? Quizás soy optimista al hablar en términos de futuro, cuando todo parece indicar que es nuestro presente. 

Imagen tomada de la página del artista: http://www.eugenioampudia.net/en/portfolio/concierto-para-el-bioceno/

Sin embargo, los humanos podemos acceder a este concierto a través de internet, hoy en día la tragedia no ocurre en el campo de batalla, sino en la pantalla y desde la comodidad de nuestros hogares. La comodidad de la catástrofe hace que el olor a alquitrán y el dolor del vecino ni se perciba.

La escenografía de esta pieza crea una separación entre “plantas” y “músicos”, la arquitectura del teatro crea una contundente diferenciación entre artistas y público, entre pasivos y activos, entre quienes emiten sonidos y quienes los escuchan. Lo cual restablece una separación que a mi parecer el término “Bioceno” pretende diluir.

Bioceno es un término sugerente. “Bio” proviene de la palabra griega bio que se refiere a la vida, sin embargo, es importante anotar que bio se refiere a la vida como “historia” o “desarrollo espiritual”, como en la palabra “bio-grafía” que no solo se refiere a la “vida orgánica”. Y -ceno proviene del término griego kainos, que significa nuevo, reciente, fresco; el tiempo o la era más reciente.

En ese sentido etimológico, Bioceno se refiere a un tiempo reciente de la historia caracterizado por el desarrollo espiritual de la vida. Entonces, la pregunta que surge aquí es ¿Qué es la vida? ¿Qué está vivo? ¿Cómo se desarrolla espiritualmente la vida? ¿Podremos finalmente reconocer de lo que nos une con otros seres en lugar de lo que nos separa? Parece que al final de los tiempos, volvemos a las preguntas primordiales y originales. Quizás, el hecho de que se instauren estas preguntas pueda hacer la diferencia, en que el cuarteto que ahora nos acompaña entone el Réquiem o el Gloria in excelsis Deu.

 

Imagen tomada de la página del artista: http://www.eugenioampudia.net/en/portfolio/concierto-para-el-bioceno/

 

1. Cf. https://www.elespectador.com/noticias/salud/no-veo-posible-lograr-la-meta-de-vacunacion-en-2021/?fbclid=IwAR1YXtd7Zbh6-XFGFjm2KWPb5akM18L6ryEQdLML1efwb15ejaNE

Sunday 18 October 2020

Trabajo y clasismo: Paradojas en las instituciones artísticas. Reflexiones de un artista y educador

Desde que entré a estudiar Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Colombia hace más de una década, me vinculé laboralmente con diversos espacios artísticos, la mayoría de estos en Bogotá. Trabajé desde el área pedagógica en museos, espacios independientes y eventos artísticos y culturales, ya fuera como mediador/educador o coordinador de dichos programas. Con todos estos me siento agradecido, me permitieron expandir mis conocimientos y allí conocí personas valiosas para mi vida personal y laboral.

Este periodo de pandemia, que se ha juntado con el privilegio de tener una beca para estudiar fuera del país, me ha hecho reflexionar en torno a mi vida laboral -me he dado cuenta de que he tenido más de diez diferentes experiencias laborales-. La distancia física y temporal me ha permitido mirar algunas de estas experiencias desde una óptica crítica y asumir sucesos que entonces fueron dolorosos, con el fin de sanar y seguir aprendiendo. 

Recintemente he compartido estas ideas con algunxs amigxs cercanxs, y para mi sorpresa, ellxs pasaron por experiencias similares a las mías -las cuales también recojo en este texto-. Lo cual, me llena de esperanza en que estas reflexiones puedan propiciar escenarios de conciencia y sanación en otras personas.

He recordado en particular a mis colegas, quienes, como yo, eran jóvenes sin mayor experiencia laboral, en su mayoría provenientes de universidades públicas, de bajos recursos y/o con ganas de desarrollar una vida profesional. 

Esta condición de vulnerabilidad -e ingenuidad- establece una ausencia de experiencias previas en las cuales se hayan configurado límites laborales. Si a ello se le suma la ansiedad juvenil por iniciar una carrera profesional, esto genera un caldo de cultivo perfecto para que varias situaciones poco adecuadas puedan darse.

Ya habrá quien diga que en la vida se aprende “a los golpes” o a “los trancazos”, pero me niego a creer que es la única manera en que podemos vincularnos al campo laboral en esta sociedad. Pero hay más tela por cortar en este tema, el cual vinculo directamente con un asunto de clase.

Para ser más concreto, quisiera mencionar algunos de los sucesos por los cuales mis colegas y yo pasamos. Los he organizado por temas, especificados en la Ley 1010 del 2006, conocida como ley de acoso laboral en Colombia, me permito citar aspectos de esta para mayor claridad.

 

1. Maltrato laboral: “Todo comportamiento tendiente a menoscabar la autoestima y la dignidad de quien participe en una relación de trabajo de tipo laboral.”

  • Dinámicas de castigo. Ante haber cometido una supuesta falta, mi jefe me mandó a realizar labores de aseo, sin importar que mi cargo era en el campo educativo.
  • Manipulación. Escuchar expresiones como “Aquí nadie es indispensable”, “Todos tienen la puerta abierta y pueden irse cuando quieran”.
  • No tener en cuenta las ideas del otrx. Presunción de que un trabajo en el campo artístico es un asunto de obedecer y no de pensar, evitando que el otrx se exprese y desarrolle sus capacidades intelectuales y creativas. 

2. Persecución laboral: “Conducta cuyas características de reiteración o evidente arbitrariedad permitan inferir el propósito de inducir la renuncia del empleado o trabajador, mediante la descalificación, la carga excesiva de trabajo y cambios permanentes de horario que puedan producir desmotivación laboral”.       

3. Discriminación laboral:  “Todo trato diferenciado por razones de raza, género, origen familiar o nacional, credo religioso, preferencia política o situación social o que carezca de toda razonabilidad desde el punto de vista laboral.”       

4. Inequidad laboral: “Asignación de funciones a menosprecio del trabajador”.       

  • Exigencia de metas irrealizables para el personal disponible. Tener que trabajar hasta altas horas de la noche con la justificación de que “las cosas tienen que hacerse”, “tienen que estar listas para la convocatoria”, etc.
  • Sueldos no proporcionales con la cantidad de horas laboradas.
  • Llamados al personal de aseo (en su mayoría mujeres cabezas de familia o de avanzada edad) para trabajar dos o tres horas fuera de sus jornadas regulares, sin tener en cuenta que, para llegar al sitio de trabajo, debían de desplazarse desde zonas periféricas de la ciudad, o desde fuera de esta, pasando de cuatro a cinco horas diarias en el transporte público.

5. Desprotección laboral: “Toda conducta tendiente a poner en riesgo la integridad y la seguridad del trabajador mediante órdenes o asignación de funciones sin el cumplimiento de los requisitos mínimos de protección y seguridad para el trabajador”.

  • Ausencia de un contrato escrito, con la excusa de que “lo verbal también constituye un contrato”, lo cual daba cabida para que se asumieran jornadas laborales mucho más extensas y responsabilidades que inicialmente no se habían acordado.
  • Imposición de un horario laboral a pesar de tener un contrato de prestación de servicios o, sin haber firmado un contrato físico.
  •  Pasantes universitarios, que por regulación del Ministerio de Trabajo deben de estar adheridos al sistema de seguridad social, al menos con ARL, sin estarlo. Muchos de ellos teniendo que cumplir un horario, sin recibir al menos un auxilio alimenticio o de transporte.

 

Al estar bajo algunas de estas situaciones, sentía que para mí y para mis colegas, renunciar no era una opción, tanto por nuestras necesidades socioeconómicas particulares, como por la ausencia de una oferta laboral fuerte en la ciudad; lo cual, generaba una presión adicional.

Me he dado cuenta de que un tema central en algunas de estas experiencias ha sido el clasismo. Asunto del cual sólo pude darme cuenta de su intensidad y profundidad durante estos momentos de reflexión y al salir de Colombia, pues lamentablemente, en nuestro país se ha normalizado e integrado tanto en términos culturales y sociales, que a veces pareciera transparente e irreconocible.

Cuando hablo de clasismo, me refiero a una discriminación, separación o segregación por diferencias de clase. Puede ir desde no contestar un saludo, la exclusión de una persona de una conversación o un almuerzo, o incluso, llegar a acarrear jornadas laborales más extensas e intensas, con menos remuneración y recibiendo malos tratos, como los anteriormente descritos.

Mi hipótesis es que, en el campo artístico y cultural, al moverse altos flujos de capital (económico, social y simbólico), las brechas sociales son aún mayores y, lamentablemente en varios países, particularmente de Latinoamérica, ello acarrea situaciones de discriminación. La cual, además de pasar desapercibida, perpetua relaciones de poder, escalas sociales y abre la puerta para que todo tipo de relaciones abusivas puedan generarse.

Hago énfasis en las instituciones pequeñas -espacios independientes-, en las que, al no haber escenarios de agrupación sindical o áreas de recursos humanos, sus trabajadores habitan un mayor estado de vulnerabilidad.

El privilegio de clase en el campo laboral, si no se asume desde la empatía, puede manifestarse en la ausencia de comprensión de las realidades socioeconómicas de las otras personas. El asumir que el otrx tiene mis mismas posibilidades de acceder al transporte, la alimentación, etc. Me pregunto: ¿Hasta qué punto conocemos las realidades de las personas que trabajan diariamente con nosotrxs?

En otros escenarios, el privilegio se puede manifestar al asumir que el estatus económico o el capital social son suficientes para generar criterios y directrices, generando escenarios arbitrarios, autoritarios y verticales, donde estas cualidades pasan por encima de los argumentos y desconocen las capacidades intelectuales de lxs trabajadores, y particularmente, el conocimiento que estxs han aprendido y recogido en el trabajo diario en la institución. Por lo tanto, desconociendo los procesos y las dinámicas de base de la misma institución.

De esta manera, si no hay una conciencia del otrx que parta de asumir los privilegios propios, se seguirán reproduciendo atmósferas dañinas, las cuales son incubadoras de heridas emocionales, psicológicas y traumas laborales. Lo que yo denominaría: escenarios de enfermedad. No obstante, si bien estas conductas se ven acrecentadas por temas de clase, no afecta únicamente a las personas de menos privilegios, lamentablemente hemos normalizado una cultura del abuso en el entorno laboral.

Por lo tanto, cuando en los últimos meses se habla de “volver a la normalidad”, me pregunto: ¿A qué normalidad se refieren? ¿Y desde qué óptica se establece “lo normal”?, pues el sistema de opresiones que estoy describiendo no permite que “la normalidad” añorada por algunxs, sea saludable para todxs. ¿Percibimos el impacto de nuestros comportamientos en la salud de los trabajadores?

Me estoy refiriendo específicamente a instituciones artísticas y culturales, donde diariamente se tratan temas como “derechos culturales”, “inclusión”, “radicalidad”, “ecología”, “horizontalidad”, “colectividad” y “empatía”. Hago un llamado a la coherencia para que estos conceptos pasen de conversatorios y textos (curatoriales) a integrarse en el accionar diario de las instituciones. Basta de hipocresía. Es hora de que lxs artistas pensemos con mayor detenimiento qué mecanismos, prácticas y dispositivos estamos apoyando con nuestras obras.

Considero que en este momento histórico las instituciones no pueden permitirse hacer las cosas como las venían haciendo antes. Ya no es posible normalizar el abuso, el acoso y el maltrato; por ello confío en su capacidad de transformación y mejoramiento. Entendiendo que en este momento hemos de mirar adelante como pueblo humano.

En esa medida, está en nuestras manos como artistas y agentes del campo artístico y cultural ser conscientes de las prácticas que diariamente llevamos a cabo. Creo que una de las grandes enseñanzas de la pandemia ha sido la empatía y el afecto, lo importancia del cuidado y el asumir que necesitamos del otrx, de la armonía con el/la otrx para sobrevivir.

Como artista y educador, creo en la capacidad de aprendizaje, transformación y por lo tanto de sanación de las personas, por ello no me adhiero a la cultura de la cancelación, razón por la cual evité poner nombres de personas o instituciones en este texto. Confío en que es posible que cada quien realice un examen de conciencia respecto a los temas que previamente he señalado, creo que solo así se podrán llevar a cabo las transformaciones necesarias para realmente reverdecer el ecosistema social, haciendo que la “normalidad”, no genere alegrías en unxs y, discriminaciones y malos tratos en otrxs.

He de reiterar que este no es un asunto que atañe exclusivamente a las instituciones y personas que trabajan en ellas, sino a todxs como sociedad ¿En qué momento he tenido actitudes clasistas o he sentido discriminación de este tipo?


. . . . .


Tips para un trabajador(a) en una institución artística o cultural


  • No trabajes si no hay un contrato escrito de por medio.          
  • Pide que te especifiquen cada una de tus funciones y no asumas funciones adicionales si no vienen acompañadas de un incremento salarial.          
  • No tienes por qué cargar con la situación financiera de la institución.          
  • Ningún trabajo es más importante que tu bienestar. Tú eres tu prioridad #1. Renunciar es siempre una opción.          
  • Siempre pregúntate: ¿Cuáles son mis límites? ¿Cuál es mi límite para hablar con un superior? ¿Para dejar el trabajo? ¿Para denunciar?          
  • Conversa con tus amigxs y familiares, escucha, analiza y agradece sus consejos.          
  • Tu integridad, salud y justo reconocimiento (económico, intelectual, simbólico, etc.) es fundamental, no aceptes tratos que vayan en contravía de esto. Ten cuidado con aquellas instituciones y personas "prestigiosas" que proponen remunerarte con "prestigio".         
  • Mantén claros tus límites personales, no permitas situaciones de irrespeto, malos tratos o humillación. No permitas chantajes o manipulaciones emocionales.          
  • Busca otros escenarios y formas de tener otros ingresos económicos. Júntate con amigxs y colegas, imaginen alternativas viables y creativas. El ámbito laboral también puede ser un escenario “creativo, creador y transformador” (como dice una amiga), ¡Hazlo posible!          
  • Sé solidario, sé un apoyo para tus colegas. Reflexiona sobre tu accionar, en qué momento estas reproduciendo y naturalizando situaciones de abuso, injusticia y clasismo. Si has tenido este tipo de actitudes, lo importante es reconocerlas, reflexionar por qué se generaron y cambiar.
  • Nadie es un monstruo, ni es completamente “bueno”, ni “malo”. Reconoce el punto de vista de lxs demás, entendiendo que cada uno percibe la realidad de manera diferente, que solo al compartir y conversar, podemos aprender el uno del otro.



Sunday 8 March 2020

Open letter to the RCA´s Vice-chancellor and RCA´s community

Kensington campus


During the last few weeks, we have experienced a national strike in the UK organised by the academic staff of the universities. Many students have shown their support because they sympathise with the cause and also because we are directly affected by the underlying issues, many of which are local to the RCA.

As an artist and student, I feel thankful that I am studying at the RCA. It is a big responsibility to belong to this institution with such an interesting and avant-garde history and which for decades has been a place for experimental processes and life-changing experiences.

However, I feel that in the last few years the institution has changed its course, now is focused on showing that it is ranked as the “#1 Art & Design School in the world”.  This branding strategy encourages people to enrol, and therefore allows the college to increase its budget, nevertheless, it has created huge pressure on the tutors and unrealistic expectation on the students. 

The increasing student numbers and increasing tuition fees without investing in the staff and the facilities is annihilating the sense of community, among other issues. Unfortunately, this model only thrives based on the exploitation of the tutors and staff and the economic indebtedness of the students.

These shifts are also happening at other institutions, which from my point of view, is creating a growing social, ethical and cultural crisis.  All this reminds us that the art world, and particularly the art schools, are not isolated islands, and are affected by the current political, economic and ecological crisis.

I believe that the academy is the place for reflection, developing critical thinking and creative approaches, and in some cases, it needs to be the place for resistance as well.  What is an art school? And what kind of art school we want?  These always should be open questions, that demands a wide-open discussion and shouldn’t be answered by external agendas.

This context makes me ask if the wellbeing of the community and the academic quality are still a priority of this school.  Unfortunately, I think that those concerns might not be compatible with the current model of education as service, school as business and students as customers.

The world is changing in multiple ways, and if the RCA doesn’t realize these changes, the institution will decay like many other institutions which are in this process.  I believe that it is still possible to change the path, that a more horizontal way of directing the school still could be implemented, one which the whole community (tutors, students and staff) could trace the way of the institution[i], one which the arts would be at the core.

I am sure that this current crisis is the best opportunity for rethinking in a structural way the model of education that the RCA is creating, and the possibility of imagining and building more desirable and healthy futures. 

Best regards,


Snyder Moreno Martín
MA Sculpture



[i] According to the Annual Report 2018-2019 of the RCA, “Income from tuition fees grew 18% to £41.3m (2017/18: £34.9m), representing 70% of the College’s core income compared to just over 50% in 2014/15”, which makes me think, why not to consider the needs of the students when investing the money that they are paying. 




White City campus


Battersea campus


Saturday 25 May 2019

El alumbramiento del fuego. La caída del sistema del arte



El arte seguirá siendo una necesidad humana que exista hasta el último de los días, pero su actual sistema social, reproduce y representa estándares que van en contravía de las posibilidades de un desarrollo sostenible a escala global, y por ello está condenado a desaparecer.




El arte como espacio de resistencia, de expresión, de sublimación, de reflexión y crítica, de resignificación, de imaginación y de pausa, el arte como creación existe y seguirá existiendo. Sin embargo, el sistema que hemos construido para darle cabida en la sociedad, el sistema del arte, ha llegado a tal punto de sofisticación y c-rudeza, en el que pareciera que poco o nada importa la creación artística.

El sistema no se genera espontáneamente, se (re)produce en las actuaciones de las personas que lo conforman. De hecho, demanda grandes esfuerzos de sus integrantes, tantos que, ni ellos mismo pueden soportar el agobiante y poco saludable ritmo que se les demanda.

Este es un sistema que estimula y celebra la ambición y el pasar por encima de los demás. A todxs se les pide escalar en medio de un ritmo frenético. Se les pide construir una carrera, a las carreras, sin importar el escenario de precarización y los tratos injustos.

Un sistema donde hay una distancia abismal entre teoría y práctica, donde el feminismo, la pedagogía y la comunidad, la ecología y la alteridad (entre otros) son temas de discusión, pero no prácticas realmente integradas en el accionar de las personas. No, no es suficiente con hablar de las desigualdades, hay que pasar el discurso por el cuerpo y hacerlo constitutivo de nuestra experiencia vital.

Se habla de colectividades y resiliencia en la sala de exposición, pero hay recelo y desigualdad en la sala de juntas. Se produce una estructura jerárquica de ansiedades compartidas.

Es un campo lleno de contradicciones. El problema no es tener contradicciones, sino ser conscientes de ellas, aparentar que no las hay y no hacer nada para modificarlas.

Un sistema de estas características está condenado a desaparecer. Porque ya no es factible ante la situación que el mundo atraviesa, donde los problemas ambientales, los conflictos bélicos y la ausencia de raíces y valores le han puesto una fecha límite a la sobrevivencia humana en el planeta.

El sistema desaparecerá porque es inviable a largo plazo. El sistema del arte está basado en un modelo de acumulación de capital (económico/simbólico), donde hay una gran mayoría de oprimidos que trabajan para unos pocos, donde se genera infelicidad e inestabilidad para unos, e infelicidad e inestabilidad para otros, aunque se aparente lo contrario.

Necesitamos más arte -como espacio de creación y ruptura- en este mundo, pero estas condiciones realmente no lo posibilitan. No obstante, este sistema está formado por personas, y muchas de ellas llegaron allí por intereses genuinos, por una pasión y por una intención de querer construir algo.

Es necesario despertar. Mirar más allá de las necesidades y del camino que nos han trazado y preguntarnos ¿Realmente quiero esto? ¿Realmente lo quiero de esta manera? ¿En serio me genera felicidad?

Debemos ser conscientes de qué tipo de relaciones estamos reproduciendo con nuestra actuación y no gastar tiempo de nuestra vida reforzando aquello que nos ata y enferma.

Parafraseando a Freire: Ser artista y no ser reflexivo con el sistema que se reproduce, más que una ausencia de valor, es un acto de complicidad.

Necesitamos más espacios de sanación, más cuidado en las prácticas. Es necesario asumir nuevas maneras de actuar/trabajar, maneras que estén en sintonía con las demás esferas de la realidad, donde se articule una dimensión ecológica, una adecuada calidad de vida, donde podamos cuidar de nuestras enfermedades, donde tengamos tiempo para nuestra familia y amigxs, etc. Espacios de empatía y solidaridad que permitan un bienestar real y que estén abiertos a otras maneras de conocer, a ritmos más lentos y distancias menos desgastantes.

Hemos de crear las relaciones que nos hagan avanzar vitalmente, las que incluyan nuestras singularidades/diversidades/sensibilidades. Hay personas que ya lo están haciendo, que ya han tumbado la torre y están sembrando otros espacios de supervivencia a sus alrededores.


Si realmente no te sientes bien haciéndolo, no lo hagas. No tienes ninguna obligación de seguir los caminos que otros han recorrido. Toda experiencia vital es única y cada camino es diferente.










Sunday 11 November 2018

El huevo, un laboratorio místico

Carrington, Lispector y Arjona­­



Las formas arquetípicas dejan entrever tensiones que aparecen continuamente en la historia, marcan puntos de atención que son constantes en el desarrollo espiritual de la humanidad.

Este texto explora el lugar de la figura del huevo en los trabajos específicos de tres artistas de distintas épocas radicadas en Latinoamérica: una inglesa acogida por la cultura mexicana, una ucraniana radicada en Brasil y una colombiana nacida en el Amazonas.

Recientemente se ha presentado una gran retrospectiva del trabajo de Leonora Carrington (1917-2011) en el Museo de Arte Moderno en Ciudad de México titulada Cuentos Mágicos, bajo la curaduría de Tere Arcq y Stefan van Raay. Además de su obra pictórica, expone su trabajo en teatro y en cine, así como su vínculo con una serie de artistas surrealistas, tales como: Max Ernst, André Breton, Luis Buñuel y Alejandro Jodorowsky. También se hacen guiños a su compromiso ecológico y feminista.

Leonora Carrington, La gigantesa, 1947. Imagen de archivo. 

La gigantesa es un cuadro en temple sobre madera que Leonora realizó en 1946, muestra a una mujer de tamaño descomunal atesorando entre sus pequeñas manos un huevo, viste una túnica blanca, que deja entrever un vestido rojo, su cuerpo de composición oval se asemeja a la forma que guarda en sus manos -como si ella misma fuera un huevo-, de su cuerpo salen volando un grupo de gansos.

Pareciera ser que el huevo es la misma representación de la gigantesa, mostrando el potencial de la mujer de engendrar vida, en este sentido, podría existir una asociación entre la figura del huevo y el útero. No obstante, el dar a luz no necesariamente está asociado a la maternidad, puede ser también un renacimiento en términos espirituales, el pelo dorado de la gigantesa podría referirse al oro en tanto ideal de transmutación alquímica, es decir, como ideal de limpieza o purga espiritual.

La figura de los gansos se encuentra presente en la mitología griega, el mito de Zeus narra que éste se convierte en cisne para seducir a Leda, enfatizando el carácter sensual del ganso y la clara alusión fálica de su pescuezo. Del mismo modo, las aves en vuelo ponen de manifiesto una dimensión aérea, particularmente etérea, nos habla de una realidad que existe, pero que no necesariamente es visible.

La figura del huevo aparece en otras pinturas de Carrington, como Quería ser pájaro, la cual muestra el retrato de Enrique Álvarez Félix, hijo de la reconocida actriz mexicana María Felix, quien está frente a un huevo, sus piernas se encuentran cubiertas de plumas, como si estuviera en un ritual de metamorfosis.

En la cosmogonía egipcia, existen varios mitos relativos a la creación, los cuales, en su mayoría, se remiten al Ogdoad, éste es un sistema de ocho deidades agrupadas en cuatro parejas, las cuales representan conceptos ontológicos o fuerzas primigenias, a saber: Nun y Naunet (Las aguas primitivas y el cielo), Kuk and Kauket (La luz y la oscuridad), Heh y Hauhet (La eternidad) y Amun y Amaunet (El aire o lo oculto). Una de dichas historias relata que estas ocho deidades crearon un Huevo Cósmico, del cual emanó el dios del sol Ra, quien creó el mundo y todo dentro de él. Una historia alternativa dice que el huevo fue puesto por un ganso celestial conocido como Gengen Wer. Este motivo del huevo cósmico se repite en otras tradiciones, por ejemplo, en la filosofía hindú es llamado Hiranyagarbha, el cual genera el cosmos manifestado.

En 1975, Clarice Lispector (1920-1977) es invitada al Primer Congreso Mundial de Brujería[1] realizado en Bogotá, allí participa con la lectura de un texto titulado El huevo y la gallina[2].

Clarice Lispector. Imagen de archivo.

“De madrugada en la cocina sobre la mesa veo el huevo”[3], así comienza el escrito en el que Clarice establece una conversación (ontológica) con un huevo, de la cual surgen aprendizajes existenciales que constituyen una suerte de encuentro espiritual. El huevo adquiere rasgos de perfección, se trasforma en la representación de una realidad que nos sobrepasa, que está fuera del lenguaje y, aun así, no deja de ser un sencillo huevo.

En este ensayo, o más bien, conjuro, la escritora pareciera estar en un estado de trance desde el cual establece una relación profunda con la realidad. Ello dota al texto de un aura de hermetismo; sin embargo, el relato no se encuentra ambientado en un espacio sobrenatural, por el contrario, la autora parte de una escena totalmente cotidiana: el estar una mañana en la cocina. Y es esta una de las mayores riquezas del texto/conjuro de Lispector, mostrar una experiencia espiritual, que parece compleja, desde un espacio absolutamente cotidiano.

“Tengo el mayor cuidado de no entenderlo. Siendo imposible entenderlo. 
Sé que si yo lo entendiera es porque estoy errando. Entender es la prueba del error”[4]

El huevo adquiere rasgos de ser superior, divino, de lo ininteligible e inabarcable. Asimismo, está revestido de una absoluta fragilidad -su cáscara-; por lo tanto, solo puede ser conocido desde afuera, pues cualquier intento de abrirlo, de forzarlo, lo destruiría y dejaría se ser lo que es. Sin embargo, cuando el huevo se abre desde adentro, permite la vida, el despertar. El huevo aquí aparece como un misterio insondable.

“Tomo otro huevo en la cocina, le quebró la cáscara y la forma. 
Y a partir de este instante exacto nunca existió un huevo”[5]


Del mismo modo, se podría asumir la incomprensibilidad del huevo en relación al proceso de creación. En la medida que, el huevo forma parte de una realidad a la cual no es fácil acceder, encierra un enigma; al igual que, la escritora ahonda por medio de su acto creativo en lo desconocido, en la exploración/percepción de un mundo oculto. Ambos representan desafíos existenciales, en sus palabras: “El misterio es yo ser apenas un medio, y no un fin”[6]. De esta manera Lispector se sumerge en las profundidades de la realidad a través de las experiencias más comunes del día a día.

“El huevo vive prófugo por estar siempre más adelantado a su época”[7]

“Cuando morí, tomaron de mí el huevo con cuidado. Todavía estaba vivo.
Solo quien viera el mundo vería el huevo”[8]


Una persona vestida de negro equilibra centenas de huevos, organizándolos en líneas rectas, en un acto de absoluta concentración y conciencia de su cuerpo. Este ejercicio constituye el performance Camine Despacio presentado por María José Arjona (1973- ) en el vestíbulo del Museo de Arte del Banco de la República en Bogotá en el año 2011.


María José Arjona. Camine Despacio. 2011. Cortesía de la artista.

La acción es presentada sobre el suelo del museo, aumentando la fragilidad de la situación, pues cualquier mínima vibración producida por los pasos del público, podría quebrar la magia de la estabilidad. Arjona crea un orden particular, el huevo en tanto figura ovoide con un punto de equilibrio difícil de alcanzar, es presentado en una disposición vertical, una imagen perfecta y en apariencia imposible, resultado de una transmutación recíproca de energía entre ambos cuerpos, la artista y el huevo.

Para equilibrar un huevo se necesita ubicar la yema, la clara y la cavidad de aire en su exacto centro de masa, por lo tanto, es un equilibrio interior, alejado de la vista; de manera paralela, la artista mantiene una singular disposición corporal y mental, gran parte del proceso sucede de manera interna, alejado de la vista del espectador, pues se establece una relación/conversación íntima entre ambos cuerpos. Volviéndose un ejercicio meditativo, donde un simple huevo adquiere ánima, un soplo vital producido por la atención profunda de la performer que lo trae al presente.

Arjona aprendió a equilibrar huevos con Ushio Amagatsu, figura clave de la danza butoh contemporánea, de allí surge la atención al gesto mínimo del cuerpo, es decir, cómo un aparente pequeño movimiento puede dislocar ordenes establecidos, inaugurar nuevos espacios de percepción.

Esta acción, Camine Despacio, es la reactivación de un performance anterior, 365 días, presentado en  en el año 2000 en la ciudad de Santa Marta, también en Colombia. Allí no se disponían los huevos en línea recta, sino en forma circular, ahondando en la idea de un tiempo cíclico y natural.

En palabras de la artista: “Para la obra que se presentó en Santa Marta tenía claro que en primera instancia el espacio era circular y exterior. Me interesaba entender las fuerzas que rigen un cuerpo cuando está tratando de hacer un ejercicio de larga duración a la intemperie. El cuerpo es el huevo y en esa misma instancia la naturaleza regula su propio equilibrio. Determina su supervivencia. Me interesaba la fragilidad de ambos (el huevo y el cuerpo) en relación a ese afuera, al sol, al paso del tiempo”.[9]

En los tres casos, las fronteras entre el cuerpo y el huevo se encuentran desdibujadas; pareciera que las artistas lograran introducirse dentro del huevo para comprender una dimensión de la realidad que no es propiamente la experimentada en el día a día, aun así, la puerta para entrar a esta se encuentra en el espacio más sencillo y cotidiano posible.

El huevo es asumido más allá de la poética de lo cotidiano o de una reivindicación de género, su abordaje nos interpela como humanidad al tratar tensiones existenciales, inauguran un portal que permiten la entrada a otras dimensiones de la percepción, una visión compleja que muestra tanto su fragilidad como su fortaleza, la magia y la frivolidad, el enigma y la contundencia. Mostrando una relación con el flujo vital, los procesos de nacimiento y de muerte.




[1] Se encuentra poca información sobre este evento, sin embargo, el siguiente video nos sirve para dimensionar su influencia en la cultura popular: https://www.youtube.com/watch?v=KKxjJnxFd8E
[2] Debería estar prohibido escribir sobre este texto, cualquier reseña o comentario disminuiría la riqueza enigmática de la escritura de Lispector. Sugiero leerlo previamente, se encuentra disponible gratuitamente en internet. 
[3] las siguientes citas serán de El huevo y la gallina, las he traducido del portugués y he decidido poner las originales a pie de página:“De manhã na cozinha sobre a mesa vejo o ovo”
[4] “Tomo o maior cuidado de não entendê-lo. Sendo impossível entendê-lo, sei que se eu o entender é porque estou errando. Entender é a prova do erro”
[5] “Pego mais um ovo na cozinha, quebro-lhe a casca e forma. E a partir deste instante exato nunca existiu um ovo”
[6] “O meu mistério é que eu ser apenas um meio, e não um fim
[7] “O ovo vive foragido por estar sempre adiantado demais para a sua época”
[8] “Quando morri, tiraram de mim o ovo com cuidado. Ainda estava vivo. – Só quem visse o mundo veria o ovo”
[9] Conversación personal con la artista.

Nota: No seleccioné a estas tres artistas por el hecho de ser mujeres, quise escribir sobre sus trabajos porque considero que son gestos contundentes, energéticos y profundos. El hecho de ser mujeres fue una grata coincidencia que muestra una relación entre la sensibilidad femenina y la imagen/arquetipo del huevo.